lunes, 16 de julio de 2012

Conciertos de Viena (9): "Cantando bajo la lluvia" y una Sinfonía de luz

Wienn - Vienne, 16 de julio de 2012

La mañana amenazaba lluvia, y la amenaza se cumplió. Salimos bien parados los pocos locos aventureros que iban en contra de los pronósticos. Solo al final una ducha refrescante y divertida. Sin el baile de la película citada en el título de la entrada.
Hoy me he perdido adrede entre la Catedral y el Danubio. Ha sido fácil, porque a mi acompañante le encanta caminar sin mapas, dejándose llevar de las intuiciones acerca de lo que podemos encontrar, y siempre toma caminos atípicos e inesperados. Muy entretenido. Por una vez, y sin que sirva de precedente, ni importa no saber a donde vas mientras caminas, porque sabes que estás en un entorno donde hay sitios a donde quieres llegar. Es una zona donde hay bastantes iglesias monumentales. Callejear y encontrarlas. Y hacerlo en perfecto desorden no es mal plan (abstenerse cuadriculados organizados y con atisbos de enfermedad cardíaca).
Cerca del Danubio, la de St. Rupert: la más antigua de Viena. Está cerrada al culto. Rodeada de casas de la época que configuran el callejón que la rodea. Entrañable contraste. Pero hoy me quedo con la iglesia de los jesuitas, esta vez saboreada con detenimiento.  Puro barroco, previo al Gesù de Roma. Es una sinfonía de luz. Cuando la construyeron no existía la electricidad. Los arquitectos dominaban la iluminación natural (el caso más paradigmático que conozco es la Catedral de Monreale, junto a Palermo, en Sicilia). Y en esta iglesia se nota bastante. Pero lo que no podía sospechar es que el retablo también estaba así iluminado. Parecía flourescentes. Hasta que una amable señora austriaca nos dijo en perfecto inglés cual era el sistema, invisible si no se subía al presbiterio y se pegaba uno a la pared del fondo. Sencillo: ventanas ocultas. A ambos lados y arriba. El resultado, en la foto. Añado otra, sacada sin flash, a las 11 de la mañana de un día nublado y sin ninguna luz eléctrica. La facilidad atrofia el ingenio en el siglo XXI. ¿Cómo podrían ver sin luz eléctrica? Si nos lo hemos preguntado alguna vez, aquí está la respuesta: bastante bien.

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