domingo, 15 de julio de 2012

Conciertos de Viena (8): la música de "El tercer hombre"

Wienn - Vienne, 15 de julio de 2012


Todo el mundo ha visto la Noria de la foto. Casi todo el mundo ha visto "El tercer hombre", protagonizada por Orson Wells, Josef Cotten y Alida Valli. En blanco y negro. Una obra maestra de la historia del cine. Y su banda sonora, inolvidable. Había que escucharla en Viena. Y lo he hecho, inesperadamente. En vivo. En la calle.
Este domingo, hasta las 16:00 h. le ha tocado el turno a la "música interior": una buena sinfonía. Luego, al "Prater". A ver las escenas en vivo y en directo. Mis acompañantes se iban deteniendo con cierta ilusión en cada una de las atracciones del parque. Les dejaba hacer. No era difícil mostrar sincera admiración, sorpresa o asombro ante lo que íbamos viendo, porque era realmente sorprendente, asombroso y admirable cuando desfilaba ante nuestros ojos. Por motivos dispares, claro. Y una inmensa variedad de personas. Muchas familias con niños. No pocos niños mayores. Y un grupo significativo que, a pesar de la edad, no parecían dispuestos a abandonar la infancia. Una variedad inmensa de tatuajes en casi todos los brazos.
Pero la música de fondo persistía. "The Harry Lime Theme", de Antón Karas, que envuelve toda la película. Una música para siempre unidad a Viena, a la Noria, al Prater y a las alcantarillas (me queda ir un día por ahí; el otro día estuve a las puertas).
No resultó difícil convencerlos de que lo único que merecía la pena era subir a la Noria.Quizá me salió cara de niño pequeño que ¡por fin! tiene al alcance de la mano realizar un sueño de años. Y ellos se sintieron como padres que ceden ante un capricho razonable. En el fondo, me da igual la causa: subí a la Noria.


Descubrí que los "vagones" eran de color rojo. Y descubrí Viena desde las alturas y el Prater a vista de pájaro (como en la peli). Y mientras el resto de los pasajeros hablaba lenguas diversas, me pude sumergir en el silencio para rememorar esta escena que os dejo, mientras escuchaba la música en solitario. Se juntaron al fin Orson Wells y Josef Cotten, en la Noria del Prater y con la música de la película. Pero esta vez el protagonista era yo.
No dejéis de ver este fragmento que os dejo:

1 comentario:

Anónimo dijo...

Genial! Una escena de calado que resuena distinto a distintas edades y momentos sociales. Gracias por recordarla! Nuria